Plan de Turismo Sostenible de la Sierra Nevada de Santa Marta (PTS-SNSM)

Foto de Daniel Cardenas

El consorcio del proyecto (Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Asociación de los Empresarios del Magdalena, Universidad Sergio Arboleda y UPD) decidió acordarse para la formulación de un Programa de Desarrollo Sostenible basado en prácticas de turismo comunitario y se ha identificado a la población objetivo en jóvenes rurales vulnerables en zonas de posconflicto de la SNSM. El consorcio también acordó gestionar un enfoque de compromiso cívico y de género, fortaleciendo las oportunidades para las mujeres jóvenes rurales a través de acciones de promoción de los derechos, facilitar el diálogo, el empoderamiento y la buena gobernanza, y dirigirse a los grupos vulnerables de la población. Con referencia a las cuestiones transversales, el programa tiene la intención de apoyar a los grupos vulnerables que sufrieron situaciones contextuales difíciles, como el desplazamiento, la violencia por el conflicto armado, la exclusión y la pobreza, centrándose en una estrategia de prevención de conflictos a través de la colaboración y el diálogo entre instituciones, partes interesadas, comunidades campesinas e indígenas, y generando un proceso compartido de desarrollo sostenible con las comunidades involucradas.

El programa se centra en la zona cafetera de la SNSM, constituida por Santa Marta, Ciénaga – perteneciente al Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) – Aracataca y Fundación – consideradas PDET y Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado (ZOMAC) – en Magdalena. Los beneficiarios directos son en su mayoría personas vulnerables rurales de sectores populares, con quienes la FNC ha estado trabajando durante mucho tiempo, y están constituidos por 800 jóvenes en su mayoría PDI y 100 jóvenes indígenas Arhuacos y Koguis. En el área cafetera de la SNSM, hacen presencia 2 comunidades ancestrales, Arhuacos y Koguis (población alrededor de 8.000 habitantes) que mantienen su propia cultura, tradiciones e idiomas, son miembros de la FNC, comparten buenas relaciones con los demás actores y muestran apertura al potencial económico del turismo, en cuanto no interfiera con su dinámica cultural. Las comunidades muestran altos porcentajes de desplazados internos, llegados del interior del país desde la década de 1950 por las oleadas de migración inducidas por el conflicto, lo que resulta en una profunda diversidad cultural y étnica. Las comunidades organizaron su vida alrededor del cultivo del café, pero la violencia constante y la sensación de inseguridad producida por el conflicto, dejaron a la comunidad en una situación de estancamiento del desarrollo y de condiciones económicas difíciles. Gracias a la mejora de las condiciones de seguridad en la zona, las familias perciben la oportunidad de recuperar el control de su vida, buscar alternativas de ingresos y resolver los problemas sociales y estructurales dejados por el conflicto.


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